Desde siempre, muchas personas han tendido a ignorar el trabajo que existe detrás de una entrega creativa. Equivalente a la comida rápida, existen personas en internet que ofrecen un logotipo, video, o incluso una página web a precios tan bajos como 300 pesos. 

Con el trabajo creativo siendo percibido de tal manera por tanto tiempo, la llegada de la IA ha llegado a causar un cambio significativo en la industria. 

 

Reconociendo el impacto de la IA en la actualidad

Actualmente, la inteligencia artificial ha comenzado a impactar significativamente el campo laboral creativo y participar en tareas como la generación de thumbnails, la creación de videos, ilustraciones, logotipos, entre otras funciones. 

Esta tecnología ha abierto la posibilidad de automatizar procesos que antes eran exclusivamente humanos, lo que ha generado preocupación por la posibilidad de reemplazar a las personas.

Sin embargo, si se utiliza de manera adecuada, la IA puede potenciar nuestra creatividad y hacer muchos procesos más eficientes. Es importante adoptar una postura crítica: reconocer tanto sus beneficios como sus amenazas.

De forma positiva, ya existen múltiples ejemplos de cómo la IA puede impulsar el trabajo creativo. Por ejemplo, permite editar videos rápidamente a partir de indicaciones y material grabado por el creador, o facilitar la creación de storyboards para visualizar ideas con mayor claridad. Incluso en el arte conceptual, la IA puede reducir el tiempo que un director de arte dedica a plasmar visualmente una idea, y le permite enfocarse más en el desarrollo conceptual de la misma.

 

El valor creativo

Cuando hablamos de creatividad comercial, no solo se trata de transmitir información, sino de generar experiencias. Al diseñar un logo, una señalética o un póster, el objetivo no es solo comunicar, sino provocar una vivencia en la audiencia. En filosofía, esto se conoce como qualia: las experiencias subjetivas individuales. Además, en estos procesos se utilizan significados codificados —lo que se estudia desde la semántica.

Esto es fundamental porque tanto la qualia como la semántica son profundamente subjetivas e intuitivas, y ahí se encuentra el verdadero valor del trabajo creativo. Durante mucho tiempo, se ha exigido a los diseñadores que trabajen bajo parámetros objetivos, basados en datos medibles y reproducibles. Sin embargo, en la era de la inteligencia artificial, la subjetividad y la intuición del creativo se vuelven más importantes.

La IA puede replicar datos y patrones, pero no tiene acceso al mundo interno del ser humano, a esa capacidad de interpretar y crear desde lo intuitivo, desde lo que no se puede explicar del todo. Es precisamente ese acceso único e irreproducible a la qualia y la semántica lo que hoy representa un valor irremplazable en el proceso creativo.

 

El caso Vignelli

Un ejemplo claro del valor creativo humano fue la aportación de los Vignelli. Massimo & Lella Vignelli fueron diseñadores italianos que trabajaron en distintas áreas, incluyendo diseño de empaque, muebles, señalética pública y diseño de espacios de exhibición. 

Ellos fueron los autores del mapa del metro de Nueva York en los 70, pensando que el mapa de ese entonces tenía información irrelevante cuando era necesario comunicar información rápidamente, por lo que diseñaron una nueva propuesta inclinada al minimalismo. 

Hoy en día, casi todos los mapas de metro siguen esta línea visual en vez de un enfoque de mapa diagrama, y la única información son puntos claves y estaciones del metro.

“¿Por qué la inteligencia artificial no podría hacer esto? Porque no es una solución “lógica”.  Una  IA hubiera buscado la precisión geográfica, Vignelli ignoró esto conscientemente basándose en una visión modernista del orden. Contenía una postura ideológica: la geografía no importa, la estructura importa, una decisión polémica que solo un diseñador con convicción estética y filosófica puede tomar” (Camilo Guell, 2025).


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Nuestra tarea como creativos

La inteligencia artificial no tiene filosofía, sólo correlaciones. Puede ayudarnos a crear un diagrama del metro de Nueva York al tomar nuestras ideas y proyectarlas con mayor velocidad y menor costo. Pero cuando adoptamos una postura pasiva frente a ella, corremos el riesgo de matar nuestra creatividad y convertirnos únicamente en curadores de resultados generados por un cerebro digital.

La IA es una herramienta alineada con una visión a futuro. Nuestra responsabilidad como creativos es imaginar, proponer y ejecutar ideas con intención e innovación. La IA puede potenciar ese proceso, pero no reemplazarlo.

Hoy más que nunca, debemos mantener el control total sobre nuestras decisiones creativas. Para transmitir una visión auténtica debemos recordar lo que nos hace humanos: la semántica, la intuición, la experiencia y el juicio que formamos a lo largo de nuestras vidas. La estética generada por IA está entrenada para replicar lo promedio —lo más visto, lo más buscado, lo más consumido—. Y lo promedio no es sinónimo de diversidad, ni de originalidad.

Si diseñamos únicamente con lo que la IA nos entrega, el resultado será eso: promedio. Y nosotros no estamos aquí para repetir, sino para crear.

Conclusión

​​La mente humana es lo que le da valor a todas las ideas. Según el estudio Your Brain on ChatGPT, depender completamente de la inteligencia artificial desde el inicio hasta el final de un proceso creativo puede debilitarnos: perdemos la capacidad de recordar ideas, de construir conceptos originales y de defender lo que creemos.

Sin embargo, no todo es negativo. Cuando partimos de nuestras propias ideas y utilizamos la IA como una herramienta de apoyo, podemos llegar mucho más lejos sin sacrificar nuestra actividad cerebral. La clave está en usar la herramienta durante el trayecto, sabiendo desde el inicio cuál es el destino. Así hablamos de un proceso creativo asistido, no capturado.

En Interius tenemos en cuenta el proceso creativo en todo momento. Contáctanos para ayudar a tu empresa a llegar al siguiente nivel.

 

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