El marketing líquido es un enfoque adaptable y experimental del marketing que, partiendo de postulados actuales de la sociología, asume que nada es permanente: ni los formatos, ni los canales, ni los hábitos del consumidor. Esta visión supone entonces la necesidad de evolucionar hacia marcas ágiles, que se adapten velozmente a los cambios permanentes que viven industrias y clientes para estar a la altura de sus necesidades y búsquedas.
A partir de esa concepción, una estrategia liquid marketing tiene como principios:
Algunas claves para aplicar el marketing líquido y conseguir una marca ágil son:
Hace tiempo que el marketing dejó de ser sólido. Ya no se imprime, se desliza; ya no se vende, se conecta. Su materialidad ha migrado casi por completo hacia los bits y los pixeles, los datos en pantallas. Lejos han quedado aquellos comerciales en TV que duraban semanas al aire, reproduciéndose a partir de pautas periódicas y repetitivas, o los panorámicos que marcaban generaciones y volvían referentes a puntos y edificios de las ciudades.
Vivimos, así, en una era líquida: las audiencias migran de red en red y pantalla en pantalla, según sus etapas de vida y necesidades, valores y causas; los algoritmos mutan cada semana, captando las tendencias de un público con cada vez más acceso a información y al pendiente de las tendencias; las tecnologías reescriben las reglas del juego cada dos o tres días, con nuevas implementaciones y actualizaciones.
La consecuencia de este mundo cambiante es un hecho contundente: en un loop infinito de innovación, las marcas que no evolucionan a un ritmo igual de veloz desaparecen del feed. Y estamos seguros de que ninguna quiere eso. Tu marca merece llegar a su audiencia para que tus productos y servicios resuelvan sus necesidades, y tu audiencia merece esas soluciones. Entre todo el frenesí de la era líquida, eso sí no ha cambiado.
Es así que, en la búsqueda de nuevas estrategias de marketing para dicho entorno, ha nacido una nueva filosofía: el marketing líquido, que invita a las marcas a fluir, adaptarse y reinventarse sin perder su esencia. A ser ágiles, como sus audiencias y los cambios que experimentan. ¿Quieres saber qué es el liquid marketing y cómo aplicarlo? Acompáñanos a descubrirlo.
El liquid marketing, o marketing líquido, es un enfoque adaptable y experimental del marketing que fluye con el comportamiento humano y tecnológico. En su estrategia, esta visión del marketing no busca controlar el entorno, sino integrarse en él. Ser una marca líquida es tener la capacidad de transformar estrategias en tiempo real, de pasar del contenido a la conversación, y de la campaña a la comunidad.
En palabras simples: el marketing líquido no se diseña, se vive. Prácticamente no dura en el papel; brinca directo de las lluvias de ideas a los esfuerzos publicitarios, de las mentes a los creativos en pantalla. Al constituirse sobre dicha liquidez, el liquid marketing puede ir abordando los retos de nuestros tiempos inmateriales y cambiantes; puede acercarse y deleitar a las audiencias cada vez más saturadas de flujo e inmediatez.
El concepto del marketing líquido se origina de la idea de la modernidad líquida, enunciada por el sociólogo Zygmunt Bauman, quien decía que todo lo sólido se desvanece. En el marketing, eso significa que nada es permanente: ni los formatos, ni los canales, ni los hábitos del consumidor.
El liquid marketing se estructura sobre cuatro principios fundamentales:
Vistos a detalle, dichos pilares transmiten la capacidad de esta perspectiva mercadotécnica de abordar los retos actuales de la industria.
El marketing líquido escala en el cambio. Las marcas deben ser capaces de ajustar formato, tono y canal sin perder su esencia. Un mismo mensaje puede vivir como video en TikTok, infografía en Instagram y carrusel en LinkedIn, y sumar a la propia fluidez de la marca ágil.
Las planeaciones de contenido que programaban un año completo ya no son viables: los esfuerzos se construyen y lanzan, y al mismo tiempo se analizan constantemente para ajustarse y evolucionar. La campaña orgánica o pagada camina al paso que opera sus cambios y adaptaciones.
Las marcas ya no son dueñas del mensaje: las audiencias lo reimaginan y lo vuelven suyo. Las empresas lo saben y por eso incentivan la generación de comunidades para las marcas; solo el público puede, de manera auténtica, generar tráfico, menciones, awareness, o poner a las marcas en aprietos por boicots y cancelaciones.
Con miles de seguidores o solo usuarios, las marcas ágiles entienden y aprovechan que hoy día todos quienes tenemos acceso a comentar y compartir terminamos siendo influencers.
El marketing líquido no se queda en el mensaje: fluye a través de cada contacto, desde las redes hasta el servicio al cliente. Cada interacción es una gota que forma la experiencia, y el público está ávido de esta. Cada vez menos nos afiliamos a un programa de recompensas o seguimos a una marca en redes por sus productos, sino por lo que nos hace vivir en lo digital y lo presencial.
Tres claves para aplicar el marketing líquido a una estrategia de marketing son:
Estimula a tus equipos creativos, propios o proveedores, para que adopten metodologías ágiles en sus procesos creativos y de publicación.
Su objetivo debe estar en crear gráficos y textos que puedan transformarse entre formatos y plataformas sin perder coherencia y sin dejar de transmitir adecuadamente la voz y personalidad de tu marca, que a su vez es la clave de tu conexión auténtica con el público.
Monitorea tendencias en tiempo real y ajusta tu narrativa según lo que está pasando, no lo que planeaste hace meses.
Las tendencias en tu audiencia pueden haber vivido giros insospechados a partir de acontecimientos económicos, artísticos o sociales que no imaginarías que tuvieran relación con tus productos o servicios; ¡y ni hablar de lo que las plataformas digitales pueden haberse modificado de un día a otro en interfaz, algoritmos o funciones!
Seguramente hoy necesitarás contar con más de una herramienta de marketing digital multifunción. Actualiza tus tableros de control; contar con aplicaciones y softwares más sofisticados para conocer qué está pasando con la conversación alrededor de tu marca puede ser la diferencia entre su éxito o su anquilosamiento (pésima palabra en un mundo netamente líquido).
El principio básico para poder operar el liquid marketing es concebirlo, antes que como una táctica de marketing más, como una mentalidad, o mindset, que se traduce en acción.
Eso apunta directamente a tus equipos. La agilidad comienza dentro: en el talento organizacional que se comunica, experimenta y aprende a soltar velozmente lo que ya no funciona.
En pocas palabras, las marcas cuya operación entiende que la velocidad vale más que la perfección son las que conquistan la atención, pues responden más fácilmente a los cambios en las audiencias y sus tendencias, lo que poco a poco las hace evolucionar hacia ser marcas ágiles.
Una marca con mentalidad líquida se visualiza a partir de tres indicadores:
Pero recuerda siempre que pensar o concebirse líquido no basta: hay que actuar líquido.
En un mundo en constante transformación, no basta con entender el cambio: es necesario adaptarse a él. Quienes dedican demasiado tiempo a planificar corren el riesgo de quedarse atrás; las marcas que trascienden son aquellas capaces de romper esquemas, remezclar ideas y reinventarse antes de que el mercado las obligue.
Y en un entorno donde todo evoluciona a gran velocidad, solo podemos detenernos a plantearte un par de preguntas: ¿tu marca avanza con el cambio o se quedará observando cómo el mercado sigue adelante? Y si la idea de esto último te asusta, ¿nos permitirías ayudarte a moverte más ágilmente?