Decir que una marca es “aburrida” suele significar que le falta entusiasmo, personalidad o algo que la haga destacar en su mensaje o identidad. A veces, lo aburrido también se asocia con lo meramente “funcional” o “práctico”, como pasa con muchas empresas en el mundo.
Por ejemplo, la mayoría de las consultorías financieras no necesitan una marca emocionante, a menos que el diseño sea parte de lo que representan.
Pero lo cierto es que la inspiración es importante: nos conecta con lo positivo, con la belleza y con algo más humano. Por eso creemos que cualquier marca puede conectar mejor con las personas, casi como si eso fuera un valor social en sí mismo. Al final, lo que hace interesante a una marca no es sólo cómo se ve, sino lo que transmite y cómo se siente.
Habla con intención, como si le hablaras a una sola persona. Cuanto más específico es tu nicho, más fuerte y clara es tu voz. Una marca demasiado general carece de actitud y no logra sorprender ni cautivar a su público ni a sus usuarios, una oportunidad desaprovechada para destacar.
Las marcas interesantes se construyen arriesgando: aceptando que tus decisiones pueden incomodar a algunos pero encantar a otros. Una marca con carácter surge de conocerse a sí misma en profundidad y atreverse a jugar con confianza.
No se trata de agradar a todos, sino de ser fiel a una visión auténtica, profunda y bien ejecutada. Lo genérico es olvidable; lo valiente y honesto es inolvidable.
La clave para no caer en la trampa de hacer lo mismo que todos los demás es estar consciente de las tendencias, pero no dejarse llevar por ellas. Pueden ser un punto de partida, sí, pero no deberían dictar tu estética.
En lugar de eso, amplía tus referencias y no busques inspiración en los mismos lugares que todos los demás. Lo especial no se encuentra en donde todos están mirando, sino profundizando más allá de la superficie.
Así es como se descubren verdades únicas que pueden guiar una marca hacia su versión más auténtica. Eso implica desafiar su concepto, estética, narrativa y estrategia, no sólo su identidad visual. Cuando una marca se limita a seguir tendencias solo para encajar, pierde personalidad y, con ella, valor.
El verdadero reto al diseñar marcas para industrias que ya son etiquetadas como “aburridas” no es la industria en sí, sino cómo la percibimos. Nos limitamos de que ciertos sectores no tienen potencial creativo, cuando en realidad todo depende de la cultura interna, el liderazgo y los valores que hay detrás.
Lo invisible, lo que no se ve a simple vista, aparece cuando haces buenas preguntas y te tomas el tiempo de entender. En sectores poco explorados desde lo emocional o lo visual, hay mucho espacio para hacer algo único. Primero hay que entenderlos, y luego aprender a jugar con ellos. El juego no está en romper las reglas por romperlas, sino en saber usarlas con intención.
Cada punto de contacto con tu marca —desde una caja hasta un correo electrónico— es una oportunidad para crear una experiencia sensorial memorable. Una marca no solo se ve, también se escucha, se siente, se huele, e incluso, se saborea.
Pensar multi sensorialmente te permite crear experiencias más inmersivas y memorables. Por ejemplo, el packaging en un unboxing puede tener una textura única al tacto. Una tienda puede ser consistente con un olor característico que la gente asocia instantáneamente con tu marca.
El tono de voz en tus mensajes también tiene un sonido propio, así como la música que usas para acompañar tu contenido digital o espacios físicos. Incluso puedes usar metáforas sensoriales para evocarlas.
Los detalles importan porque activan emociones. Y cuando los sentidos se alinean con una identidad clara, el resultado es una experiencia que no solo se reconoce, sino que se recuerda.
Hoy en día, la gente no solo quiere comprar productos o servicios: quiere sentirse parte de algo. Las marcas más poderosas no solo venden, construyen comunidad a través de rituales, lenguaje propio, y momentos significativos que convierten a compradores en creyentes, y a clientes en comunidad.
Enfócate menos en lo que vendes y más en cómo haces sentir a las personas, porque puede que olviden tu nombre, pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir. Las emociones crean conexión, pertenencia, y memorabilidad.
Esto no significa que una marca tenga que ser ruidosa o exagerada para evitar ser “aburrida”, sino todo lo contrario: una marca memorable es aquella que se muestra con autenticidad, que tiene una voz propia y se expresa con intención. Ser interesante no se trata de llamar la atención por llamar la atención, sino de aparecer en el mundo como la versión más genuina de lo que eres.
Entonces, ¿qué hace que una marca sea verdaderamente interesante? En Interius, creemos que la respuesta a esta interrogante es la suma de decisiones valientes, conscientes y profundamente humanas.
Una marca cobra vida cuando se expresa desde la autenticidad, cuando se construye con intención en cada detalle —desde su voz hasta sus texturas— y cuando se atreve a dejar huella emocional. Lo que muchos llaman “aburrido” suele ser solo inexplorado.
En realidad, cualquier industria puede convertirse en una plataforma para contar historias, conectar sentidos y generar pertenencia. No se trata de ser llamativo, sino de ser significativo. Y en un mundo donde todos compiten por atención, lo más poderoso que puede hacer una marca es dejar el conjunto de ruido para empezar a resonar.