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El negocio de lo complicado en el marketing digital

Escrito por Ana Kelyna Siliceo | 29 abr 2019

En los últimos años, todo aquello relacionado con el marketing digital ha tenido un crecimiento exponencial, impulsado por el desarrollo tecnológico, los medios de comunicación digitales e, incluso, por la masificación en la posesión de un dispositivo inteligente que permite interactuar en el mundo digital.

 


Pero esta explosión de herramientas, plataformas y nuevas formas publicidad se desarrolló en un contexto que poco permitió la traducción, tropicalización y la revisión teórica del vocabulario necesario para implementar metodologías que aprovechen las oportunidades sobre la marcha.

Por eso, este post tiene el objetivo de hablar acerca de este vocabulario que a veces dificulta más de lo que facilita las interacciones entre el marketing digital y las viejas escuelas de administración.

El término de marketing digital

A manera de contexto, la siguiente gráfica nos muestra el crecimiento del interés de búsqueda en todo el mundo de la palabra “Digital marketing”, por tomar un ejemplo representativo. Como se puede observar, sus puntos de inflexión más evidentes se dan a inicios del 2013 y a inicios de 2016.

¿Qué implicación tiene esto para las empresas? Lo interesante del término es que, aunque nace en la lengua inglesa, se utiliza en prácticamente cualquier parte del mundo en su idioma original.

Hay que considerar que este fenómeno no es especialmente representativo ni de la mercadotecnia, ni de los últimos 15 años; existen otros términos como ROI (Return on investment) o CAGR (Compound annual growth rate), del lenguaje financiero y de negocios, que se adoptaron a nivel mundial sin necesidad de traducción y bajo la premisa de facilitar la interacción.

Lo complicado...

Desde un punto de vista práctico, el lenguaje debería ayudarnos en el ambiente empresarial a mejorar las decisiones de inversión y a facilitar la adopción de metodologías para trabajar.

Aquellos inmersos en el marketing digital se olvidan de que existen otras personas que no están al tanto de los anglicismos adoptados y de los términos de reciente creación. Para la mayoría de los que nos encontramos trabajando día con día en temas de marketing, automatización y publicidad digital es común, y hasta involuntario, adoptar el vocabulario y los conceptos que se necesitan para mejorar. Sin embargo, nos olvidamos que no todo el que nos escucha tiene por qué entendernos y que lo más seguro es que los términos nuevos no sean la invención del hilo negro como coloquialmente se dice, sino que, explicándolo apropiadamente o re fraseándolo, se pueden evitar malos entendidos y comunicar correctamente el valor de una idea.

Para ejemplificarlo: Llega un proveedor de publicidad digital asegurándote que “se ha adoptado una estrategia diferente de pauta donde el enfoque no son las interacciones sino la conversión del y hacia el sitio, por lo que, no solo mejoramos el desempeño del middle of the funnel, sino que también redujimos el porcentaje de rebote…”

Esta conversación resultaría extremadamente interesante para un director comercial si el lenguaje fuera el siguiente: "La inversión actual se redirigió a medios digitales, ya que han mostrado un mejor retorno de inversión por su mayor enfoque y segmentación. Esto ha permitido que el tráfico que recibimos en la página sea en mayor porcentaje de nuestro mercado meta, y que generemos el doble de oportunidades de venta que en periodos anteriores con el mismo presupuesto".

Lo que hemos aprendido: utilizar vocablos complejos o anglicismos no significa una mayor capacidad o conocimiento. Cuando el objetivo es una comunicación clara y que permita tomar decisiones, la opción siempre será la simplicidad y conocer de antemano el perfil de tu interlocutor.